Haru iba de lo más tranquila por las calles de la ciudad. Hasta que se topo con un restaurant, pero no solo un restaurant si no que uno que tenia los mejores pasteles de todo Japón. Primero abrió los ojo de impresiona, y con un paso fugaz se delante antes que todo para poder meterse a la pastelería.
-¡Hahi! Hay muchos pasteles…. –Observaba hacia sus lados, hacia arriba y abajo, luego a una derecha e izquierda- ¡Tengo que decirle a Kyoko-Chan!