Los viajes en verdad eran bastante arduos, y más si aquello solo lo hacía por curiosidad. Mantener su poder en si le costaba, pero sabía muy bien que cuando lo lograba, podía ser capaz de hacer cosas que ningún humano en el mundo conseguiría. Sonrió, al frente de una casa con luces apagadas, al parecer no había nadie en ella. Tenía una mano en el bolsillo, y sus ropas parecían rasgadas como era su estilo. Pantalones apretados con unas botas que eran más grandes que sus tobillos, de color azabache y una camisa blanca, que también estaba seccionara, menudo estilo. Suspiro, finalizando en una mueca divertida.
-Qué extraño, venir a ver a el arcobaleno del cielo… el primero –Murmuro, y dio los pasos hacia delante, para aproximarse a la puerta y poder abrirla suavemente, como sus movimientos eran sigilosos, no pudo ser notado, aunque eso pensaba él. La sonrisa no se marchaba de su boca, ni nada por el estilo, siempre estampada en su semblante-
Sabía muy bien que el arcobaleno del cielo estaba embarazada, en si tenía en su cerebro cada nota, suspiro y vida que esta daba a cada segundo. L e interesaba de sobremanera obsesiva. Ladeo la cabeza divertida, observando una foto de ella, y la tomo sutilmente, sin querer hacer ruido alguno.
Rio entre dientes.
-Este mundo, será fácil. –Comento para sí mismo, caminando hacia donde estuviese la contraria-